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EL ESTADO DE LAS COSAS
MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO
2021. CDMX, MX

NATURALEZA PUNK

 

Somos volcánicos, nacimos en una ciudad que nació donde el volcán Xitle, que significa ombligo en náhuatl, la única cicatriz que nos queda de la madre. En un valle con volcanes en el paisaje, rocas volcánicas esparcidas por la ciudad, y en un país en el que nació el Paricutín, el volcán más joven del mundo, el único del que se tiene un amplio registro. En la pintura de Jorge González Camarena La erupción del Xitle (1948) vemos a una comunidad de un pueblo originario dejando atrás el volcán fundacional en plena erupción, saliendo del cuadro. Como suele ocurrir, a la destrucción le sigue la creación. La creación de un nuevo espacio. Este espacio.

 

Las piedras son la forma material del tiempo. Las piedras volcánicas del Xitle son los testigos más antiguos del surgimiento y el crecimiento de la ahora Ciudad de México. Estos paisajes volcánicos, rocosos y antiguos mezclados en el presente entre las calles, coches, los tantos sonidos que conforman el día a día y los edificios, a veces forman imágenes como clavadas en otra realidad, en otro tiempo o en varios tiempos a la vez. Como Jorge González Camarena imaginó en los cuarenta la erupción del Xitle en el siglo III, Marcos Castro imagina la erupción de un volcán al centro de todo, pero no en un tiempo remoto, sino en varios tiempos a la vez, estos tiempos híbridos en los que vivimos. Y sus especulaciones.

 

Marcos Castro, con imaginación y su enorme talento, busca narrar esas especulaciones, esos tiempos híbridos: el fantasma del imaginario muralista recorre la exposición, el espíritu de las canciones urbanas de Rockdrigo, el lenguaje de los emojis, los memes y las milpas. Conviven las nopaleras y el heavy metal, las figuras mexicas, la Coatlicue y el punk de la naturaleza que son los volcanes en sí mismos. Los volcanes, tan lejos de la romantización de la naturaleza dócil, cada uno con su propio carácter rebelde. Como el de este volcán. En esta exposición, en contrasentido a La erupción del Xitle, los pueblos originarios no salen de la imagen, no quedan ocultos como han quedado ocultos detrás del discurso hegemónico, sino que salen de la explosión, aquí están todos nombrados.

 

El estado de las cosas se realizó durante la pandemia, en medio de la incertidumbre, siguiendo la pausa y pauta que marca. El volcán, como la pandemia, destruye, acaso para también recordarnos la esperanza de que a la destrucción siempre le sigue la creación. Este volcán es madre, como un ombligo recordándonos que también somos volcánicos, que el punk también está en la naturaleza. Atrás queda la naturaleza muerta y dócil, la obra de Marcos Castro le sube el volumen a la naturaleza punk.

 

Brenda Lozano

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